La nave se detuvo suavemente en el aire, llegaba a su destino, por debajo de ella salió expulsada una cápsula con un ser dentro, llevaba puesto un traje de un material que semejaba plumas de ave y escamas de serpiente.
Cuando tocó tierra los habitantes del planeta, inmediatamente lo bautizaron en su lengua nativa como: Serpiente Emplumada.
Traía regalos y sabiduría de su planeta, a los nativos les enseñó a sembrar, a descifrar las estrellas, el arte... en fin... era la tarea encomendada y la cumplió hasta que el Dios del mal lo engañó embriagándolo, él no resistió su pecado y partió hacia el océano apenado por su actuar.
A todos nos gusta confesar los pecados
...de los demás !!
Somos así los humanos, es mas fácil ver los defectos ajenos que los propios.
ResponderBorrarBuen día Daniel.
+Alejandra Sanders la paja en el ojo ajeno ...
BorrarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarPrecioso y trsite relato.
ResponderBorrarTriste realidad !!
BorrarUn abrazo