Tensó los músculos, su expresión era toda concentración, se recostó sobre el banco y miró hacia la barra que se encontraba sobre su cara...
...sabía que el peso era demasiado,
...sabía que si lo lograba podría sentirse satisfecho,
...sabía que podía ser su límite.
Tomó la barra, la levantó con todas las fuerzas de su ser y entonces sucedió... la barra bajó de prisa hacia su pecho y no logró volverla hacer subir...
Fue cuando ella apareció, parecía delicada y frágil, tomó la barra con una mano, la colocó en la base sin esfuerzo y se fue, se perdió entre la gente...
Era Dalila, la de Sansón...
Con fuerza de voluntad, incluso un ratón
...puede comerse un gato !!
Eran otros siglos...
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